Orange is not the new black: 22 fases por las que pasamos cuando utilizamos autobronceador

Orange is not the new black: 22 fases por las que pasamos cuando utilizamos autobronceador

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El verano ya está aquí, y con él llega el temido momento del destape. Puede que estemos bastante satisfechas con nuestro cuerpo, pero aun así, todavía hay algo que nos hace estar inseguras al quedarnos en bikini: la palidez extrema de nuestra piel tras el invierno. Por ello, en muchas ocasiones recurrimos a los autobronceadores. Si tú también has sucumbido a ellos alguna vez, sabrás que acabar con las manos naranjas, la ropa manchada y oliendo a galletas es más común de lo que nos gustaría...

Te mostramos las 22 fases por las que todas pasamos cuando nos aplicamos un autobronceador:

1. Te reservas una noche solo para aplicarte el autobronceador

Sabes que es un proceso largo y laborioso, así que te regalas a ti misma una noche de tranquilidad para aplicarte tu autobronceador favorito. Y, seamos sinceras, ya aprovechas para darte un baño de espuma, pasearte por casa con una toalla en la cabeza, poner tu música preferida y cantar con el cepillo a modo de micrófono.

2. La cara

No sabes muy bien por dónde empezar, así que aplicas, extiendes y vuelves a aplicar por si acaso.

3. Olvidas hidratar previamente los codos

Es una zona muy seca, y necesita extra de hidratación para que coja el color. La teoría la sabemos, pero en la práctica todo cambia.

4. La aplicación

¡Hay tantas cosas que podrían salir mal cuando vas armada con una botella resbaladiza de líquido aceitoso y una manopla! Respiras hondo, comienzas a aplicar el producto y esperas que todo salga bien.

5. Por más que lo intentas, NUNCA consigues aplicártelo bien en las espalda

Da igual que seas contorsionista y trabajes en el Circo del sol, siempre hay zonas a las que no llegas para extenderte bien el producto. ¿Dónde están los gadgeto-brazos cuando se los necesita?

6. La depilación

¡Noooo! No pudimos resistirlo y ahora los poros de nuestras piernas están mucho más abiertos.

7. Sólo lo aplicas en las zonas que se ven

Es como cuando por pereza solo te pintas las uñas de los pies que asoman en tus peep toes favoritos. Si no se ve, ni te molestes.

8. La prueba del delito

Ya estás embadurnada en autobronceador, desnuda y esperando a que se seque quieta como una estatua para no rozarte con nada. Y de repente, el aburrimiento puede contigo y sufres un episodio de amnesia pasajero, te olvidas de que manchas más que un banco recién pintado y te sientas (sobre el sofá blanco) dejando la bonita forma de tus posaderas en él para el recuerdo.

9. ¿A qué huele aquí?

Si tienes suerte, tu autobronceador será de los que tienen un olor dulce a galletas, lo que no será un problema a no ser que tengas perro. Si es así te perseguirá insistentemente por toda la casa para obsequiarte con un cariñoso lametón en toda la pierna. Sin embargo, hay otros autobronceadores mucho peores, los que huelen a pis de gato. ¿Lo mejor? No sabrás si tu autobronceador es del primer grupo o del segundo hasta que te lo apliques. En el bote todos huelen muy bien...

10. La cagada monumental

Vale, admítelo, te has pasado con la cantidad porque pensabas que te iba a subir menos el tono y ahora estás pegada al espejo intentando no gritar. ¿Hasta qué tonalidad de naranja es aceptable para un ser humano?

11. Tu padre te mira raro

No sabe muy bien qué decir para no ofenderte, así que se limita a poner esta cara.

12. El dorso de tus manos no parece estar compuesto de piel

Ahora es cuando recuerdas la advertencia de "lavar las manos inmediatamente después de la aplicación" que te pareció haber leído en el bote.

13. Las sábanas

Tus impolutas sábanas blancas ahora tienen un bonito tono entre naranja y marrón, y además apestan a autobronceador. Genial.

14. No puedes dormir

Te tapas, te destapas, te vuelves a tapar... Te sientes pegajosa, sucia y hueles fatal. ¿Alguien me puede explicar por qué he hecho esto voluntariamente?

15. La mañana siguiente

Carrera hacia el espejo. ¿Qué tal estaré? ¿Tendré el tono dorado de Gisele Bündchen? ¿El moreno de Beyoncé?

16. El oompa loompa

Ni Beyoncé, ni Gisele Bündchen, lo que pareces es una mezcla entre naranjito y un Oompa loompa. ¿Por qué me echaría yo esa última capa en la cara?

17. La ducha

Es la cuarta ducha que te das esta mañana y sigues oliendo como una galleta gigante (en el mejor de los casos).

18. Los ronchones

Estás segura de haberlo aplicado de la forma más uniforme posible, pero tus piernas parecen haberse unido a la tendencia del animal print.

19. Los dientes

Vale, te has pasado con el tono, pero tus dientes se ven más blancos que nunca.

20. Te dejaste trozos en blanco

No pasa nada, si no despegas los brazos del cuerpo casi ni se nota.

21. No te hidratas

No te apetece hidratarte a diario así que empiezas a pelarte como si fueras una serpiente que está mudando la piel. ¿Cuándo puedo empezar a exfoliarme?

22. Tu color natural no estaba tan mal

Después de haber sufrido para intentar no parecerte a Casper en la playa, es casi peor el remedio que la enfermedad, y tras verte de esa guisa, tu color natural de piel te parece hasta favorecedor.

¿Tú también has pasado por las 22 fases? Cuéntanos tu experiencia en @enfemenino . ¡Lo que el naranja ha unido que no lo separe el hombre!

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